"En el abismo del fondo, armadas en un mundo de fantasía, mis mujeres, sin tiempo ni lugar, emergen desde la atemporalidad del infinito. La pintura se libera como lágrimas sobre sus eternos vestidos. Son mujeres que sueñan, vulnerables, románticas, fuertes, con un dejo de nostalgia y misterio que las hace únicas. Son solitarias aunque capaces de crear lazos, son aprendices de su propia historia y recuperan saberes antiguos. El detalle, lo pequeño, suscita asombro y fascinación. Con mi obra anhelo despertar en cada observador la valoración de la profundidad del alma femenina".
"Las mujeres que creo suelen habitar en los bosques. Emergieron de ellos, sin que me diera cuenta. Esas figuras largas y delgadas, que habían sido árboles, se transformaron luego en vestidos, al mismo tiempo que la corteza se iba desprendiendo de su simiente".
"Sus peinados etéreos nacieron entre las copas de los árboles, mecidos por el viento, imitando el desarrollo ascendente de sus ramas. Las flores del bosque nutrieron sus trajes y comenzaron a envolver sus cuerpos, les dieron exuberancia natural a sus vidas".
"Las horas del día las acompañaron desde el inicio de sus existencias. Con el tiempo la noche las envolvió en su oscuridad, siempre matizada con la luz que ellas emanaban y el resplandor de las estrellas. El mar y la tierra se fundieron con el cielo, dándoles un aura mágica y difusa que las elevó en un vacío de texturas y colores indeterminados".